¿Es posible tener una maternidad sostenible? ¿Cómo podemos aplicarlo? ¿Existe solo una manera? ¿Cuáles son los principales desafíos?, pero sobre todo ¿Cómo podemos ayudarnos a vivir una maternidad sostenible con el planeta y las personas, y a su vez con nosotras mismas?
En esta conversación, que si te la perdiste puedes revisar en nuestro canal de Youtube, nuestra directora Javiera Amengual dialogó junto a la comunicadora y creadora de la plataforma Mujer Sustentable, Cata Droguett; la consultora de imagen y fundadora de Reclóset, Mari Pattaro; y la diseñadora y autora del libro “Vamos a crear juntas, la revolución de lo hecho a mano” Alejandra Apablaza, sobre los desafíos y oportunidades de construir una maternidad más sostenible.
Los cinco puntos claves y a digerir que nos llevamos de esta charla te los compartimos enseguida.
- ¿Qué entendemos por maternidad sostenible?
“Es una maternidad que se pueda sostener”, afirma Alejandra Apablaza. “Es una maternidad que se pueda sostener en el tiempo, desde la salud, desde la emoción, de lo que uno va haciendo día a día”. En definitiva, una maternidad que sea coherente con lo que uno hace, con lo que uno es. Lo que se va haciendo consciencia, se va haciendo obra y por ende, vida.
Por su parte, Cata Droguett es una convencida que “mamá feliz, hijos e hijas felices. Yo creo que debemos tener una visión super clara y sencilla: si tú estás bien, tu hijo o hija va a estar bien”, afirma. De forma complementaria, Mari Pattaro describe la maternidad sostenible como un trabajo continuo, no lineal ni perfecto.
“A mi me gustaría haber hecho cosas más sostenibles en el proceso, y desde el inicio de la maternidad. Por ejemplo: los pañales, la comida, menos empaque, etc. pero hay que ser consciente que hay días que con suerte te alcanzas a duchar. En resumen, una maternidad sostenible es justamente eso… es logremos identificar qué podemos sostener y que no, y soltar. No podemos perder de vista eso”.
- No más madres sacrificadas ni idealizadas
La figura de la madre sacrificada, de la mujer 10, que hace y tiene la solución mágica para todo, debe comenzar a cambiar. Idealizar la figura maternal es una práctica común en nuestra sociedad actual. La escritora y periodista –y madre– catalana Esther Vivas en su ensayo “Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad” puntualiza que los “habituales estereotipos patriarcales acerca de la maternidad” deben ser eliminados. “Cuando hablo de esta maternidad insumisa, rebelde, desobediente, no se trata tanto de idealizar la maternidad como de darle ese valor político, social y económico que tiene y que le ha sido negado”, afirma Vivas.
“Creo que la maternidad por muchos años fue vinculada a la palabra sacrificio. Y creo que tenemos que sacarnos el tema de la madre sacrificada. Creo que ponerles esa mochila a tus niños, a tus niñas, de que dejaste de ser tú, que dejaste de hacer lo que tu querías, para sacrificarte para cuidar de él o de ella, creo que es algo que jamás quisiera heredar a la Paloma”, comenta Cata Droguett. “Creo que uno puede construir relaciones saludables con los hijos cuando uno se reconoce con lo que es. Con nuestras luces y sombras”.
- Renovar el clóset cada 6 meses
El crecimiento de los hijos hace necesario renovar la ropa que usan cada cierto tiempo. Una forma de llevar esta situación de manera más sostenible es ocupando la ropa que se tiene, la mayor cantidad de veces posible. “No tiene nada de malo que nuestro hijo ocupe la misma polera tres veces a la semana, la idea es tener lo mínimo necesario, lo más circular posible y utilizar de manera eficiente esos recursos” comenta Mari Pattaro.
Luego de haber ocupado las prendas, es importante seguir haciéndolas circular: regalando, intercambiando y vendiendo a otras familias hace que la ropa extienda su vida útil. El artículo “Más vale tener amigos, que ropa” habla sobre lo valioso de estas prácticas, entendiendo que una de las formas más fáciles de aplicar la sustentabilidad es utilizando lo que ya existe, dejando de demandar al mercado la generación de más vestuario.
“El uso de la ropa es clave. Cuando hablamos de sostenibilidad no es solo prefiriendo ciertas marcas sobre otras, sino preguntándonos qué es lo que tenemos, cómo lo usamos mejor, cómo podemos hacer que siga circulando”, agrega Javiera.
- Colectivizar los cuidados
Cuando se habla de maternidad se tiende a asociar a la relación de madre e hijo-hija, cuando en realidad va mucho más allá e incluye a muchos más actores. El cuestionamiento sobre si está bien dejar los hijos o hijas al cuidado del papá, es muy común entre las personas que crían. Sobre todo si ese cuidado se da para que ellas puedan dedicar su tiempo al trabajo o a su desarrollo personal.
Para Mari Pattaro, la coparentalidad es vital en estas situaciones: “Si es un acuerdo entre ambos y es una decisión que los beneficiará a todos como familia, no creo que haya problema. Entiendo que a una madre le cueste hacerlo y a un padre, dentro de una sociedad machista, le cueste aceptarlo, pero hay que contemplar estas opciones, sobre todo cuando ya no existe una dependencia física de los hijos hacia su madre”.
“Yo creo que no existen fórmulas definidas de hacer las cosas. Cada uno diseña su propia forma de llevar las cosas. Yo siempre parto de la base de que ambos padres deciden lo que es mejor para sus hijos, por lo que es súper importante para una mamá que está en esa situación, escucharse y seguir su intuición”, menciona Cata.
- Salir de la idea de hacer todo bien
Acciones tan simples como conversar, ayudan significativamente a llevar una maternidad más sostenible. Establecer círculos de confianza donde se puedan compartir experiencias y saberes entre personas que estén viviendo la maternidad. Una conversación honesta con las personas que tenemos cerca, puede ser de ayuda para evitar futuras depresiones post parto. Trabajar desde la inclusión, dejando juicios de la do, es fundamental tanto para empujar un sistema más equitativo e igualitario de crianza, como para niños y niñas más compenetrados con la sociedad y el mundo que los rodea.
“La maternidad siempre va estar llena de culpas. Eso es algo que nos persigue y de alguna manera tenemos que trabajarlo muy profundamente”, reflexiona Alejandra, y agrega “hagas o no hagas, siempre va a ver algo que va a estar ahí dando vuelta, como una piedra en el zapato. Algo que nos va a molestar, siempre va a ver una deuda que se nos cobrará más adelante. Por lo mismo, no hay respuesta absoluta. Hay que ir mirando, tanteando”.
“Esto es imposible hacerlo sola y no es sostenible. Tenemos que entender qué es lo que hace sentido a cada una. Entender cómo nos sentimos. Entender que la culpa siempre va a estar. Entender que cada decisión tiene un costo. Y hacerlo desde una mirada de acogida”, finaliza Mari Pattaro.