Cosmetiquero de invierno, según la biología de la piel

por | Jul 19, 2021

No hay productos de temporada, solo productos que debemos aprender a utilizar.

Con la llegada del invierno y el frío, gran parte de la rutina skincare pareciera no funcionar. Nuestra piel se tiñe de un blanco opaco y aparece la resequedad como si “cayera una helada” sobre nuestro cuerpo. Frente a esto, nos vemos tentadas a comprar nuevos productos que respondan mejor al cambio de estación, pero la solución no está necesariamente en comprar, sino en saber utilizar.

Nuestra mejor consejera siempre será nuestra propia piel y su biología. Ella nunca se equivoca a la hora de darnos consejos de belleza y cuidado personal, y siempre nos entrega pistas de adaptación para que, al igual que todo en la naturaleza, podamos vivir los ritmos de las estaciones, con el mayor sentido y en armonía con la respiración de la vida, que se expande y contrae.

Vamos al fenómeno, ¿qué cambios vemos en la piel de invierno y qué nos dice la biología de la piel sobre estos?

  • La piel tiende a presentar un aspecto opaco o apagado. Esto sucede porque los capilares sanguíneos de la piel se contraen con el frío, provocando que llegue menos influjo de sangre, oxígeno y nutrientes a las células cutáneas.
  • Pierde la humectación y por ende, la piel se siente menos suave. Cuanto más frío hace, menos grasa secretan tus células sebáceas. Como si entraran en un estado de latencia, o como si el organismo entero supiera que es necesario dedicar los enormes esfuerzos energéticos de formación de grasa a funciones vitales. 
  • Se puede llegar a sentir tirantez y picor. Esto es una consecuencia de la disminución de sebo que la piel produce, el cual tiene un rol humectante. 

En estos fenómenos, que sin lugar a dudas toda persona experimenta, en mayor o menor grado, podemos suponer que existe un equilibrio delicado entre agua y aceite, que determina el estado y apariencia de nuestra piel. Por ello, antes de armar una rutina o comprar cualquier producto, debemos entender cómo funciona este equilibrio y cómo lo podemos mantener con nuestra rutina de cuidado personal este invierno y siempre.

CAPAS Y EQUILIBRIO DE AGUA Y ACEITE EN LA PIEL

La epidermis es la capa más superficial de las tres que componen la piel, y sobre la cual actúa la gran mayoría de los productos cosméticos. De ella, solo vemos su capa más externa, conocida en dermatología como estrato córneo, que básicamente son unas 20 capas de células (queratinocitos) muertas. El estrato córneo está cubierto por una emulsión de agua y lípidos (grasas) conocida como película hidrolipídica, la cual es mantenida por secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas, y contribuye a que la piel se mantenga flexible, actuando como barrera frente a las agresiones externas y los cambios de temperatura.

La fase acuosa de esta película se conoce popularmente como manto ácido y como dice su nombre, este da el carácter levemente ácido de la piel (pH 5,6). Además, alberga un enorme número de microorganismos benéficos que componen la microbiota (sí, las bacterias buenas no solo viven en tu intestino) y nos protege, por ejemplo, de patógenos oportunistas. Y luego tenemos la fase lipídica, la cual también es fundamental. Ya que las células del estrato córneo se unen entre sí, por medio de los lípidos epidérmicos, creando una barrera protectora, la cual fija la humedad al interior de la piel. ¿Qué pasa cuando estas faltan? Bueno, la piel se puede secar y sentirse tirante y áspera.

Entonces, y luego de revisar este poquito de teoría, según la biología de la piel… ¿Cuál crees tú que es la clave para el invierno? Nada más y nada menos que la estigmatizada grasa o sebo. Esta mezcla compleja de triglicéridos, ésteres de cera, escualeno y metabolitos secundarios, producida por las glándulas sebáceas, es la responsable de lubricar tu piel y pelo y en conjunto al manto el  ácido, deben ser tu pilar si quieres crear una rutina sustentable, éste y todos los inviernos. Recuerda que para una piel naturalmente bella, no basta con usar cosmética natural, libre de plástico y microplásticos en su fórmula, sino que debemos partir por respetar la propia naturaleza de nuestra piel.

RUTINA DE CUIDADO: PASO A PASO

¿Cómo crear una rutina skincare que cuide los lípidos -como el oro calórico- y olvidarnos de tanto prejuicio estético y mito publicitario en su contra? Aquí te comparto cuatro pasos fundamentales que emulan el accionar de la propia piel.

  1. Limpieza amable

Primero, limpiar la piel no es desengrasar las ollas. No necesitas que quede rechinando, ni tampoco que se genere un exceso de espuma. Recuerda que el excesivo lavado con agua (sobre todo muy caliente) y jabón provoca una piel alcalina, muy lejos del pH 5,6 que propicia la vida de tu microbiota dérmica, con tendencia a la resequedad e irritación. Aspectos que propiciarán el desarrollo de microorganismos patógenos, responsables de espinillas y otras infecciones.

En invierno, más que en cualquier otra estación, debes evitar productos que eliminan los aceites naturales de la piel tanto del rostro como del cuerpo.

Rostro

Durante la mañana puedes simplemente lavar tu rostro con agua fría. Pero en tu limpieza nocturna, en especial si te maquillas, debes retirar todo el maquillaje con una solución bifásica (mitad acuosa, mitad oleosa y que al agitarlo forman una solución semiestable). Incluso, una solución de este tipo puedes elaborarla en casa, ¿cómo? con un hidrolato, como el agua de rosas o azahar, y algún aceite facial.

Una vez removido el maquillaje, puedes limpiar con tu crema limpiadora o mejor aún, con un aceite de oliva extra virgen y rico en escualeno. ¿Cómo aplicar? Sumerge una toalla de rostro 100% algodón en un pote con agua hervida. Coloca en tus manos tibias, una cucharadita de aceite de oliva y aplica sobre rostro y cuello con masajes ascendentes, circulares y suaves. Escurre la toalla sobre tu rostro, siempre a una temperatura moderada (que no quema), y déjala por 15 minutos. Descubre tu rostro y con ayuda de la misma toalla húmeda retira el exceso de aceite con movimientos circulares. Te impactará lo que quedará en la toalla y lo suave y limpia que lucirá tu piel.

Cuerpo

Para la limpieza del cuerpo, opta por jabones saponificados en frío, agua tibia o si prefieres, puedes hacer una mezcla de miel y aceite, en iguales proporciones, que limpia y suaviza al mismo tiempo. Aplica sobre el cuerpo húmedo con movimientos circulares ascendentes.

2. Hidratación y nutrición profunda

Este paso busca recuperar los niveles de agua en la capa más superficial de la piel y cuidar el manto ácido.

Utiliza un tónico (fase acuosa o hidro) que recupere y respete el pH ácido de tu piel. Puede ser un hidrolato, con un pH levemente ácido, o el que yo uso y desarrollé para la marca de cosmética natural, Paihuen. El producto Tónico Rocío es rico en antioxidantes, taninos y minerales como calcio y silicio, que cumplen además con el objetivo nutricional de este paso. La idea es que uses este “regulador de pH e hidratador” no solo en el rostro, sino que en todo el cuerpo. Lo ideal es post una cálida ducha, ya que el agua caliente tiende a alcalinizar la piel, es decir, subir su pH básico.

Luego, aplica una loción hidratante, eso sí procura que no contenga sustancias tóxicas, y algún compuesto que retenga agua, como el ácido hialurónico. Además, este es el paso, incluye micronutriente como minerales y vitaminas, como la E y C.

En lo personal, me encanta el aloe vera y es un indispensable en mi jardín. Lo que hago es simplemente cortar una hoja, mantenerla en el refrigerador y cada vez que necesito hidratar mi piel, cortar un trozo de ésta y aplico en frío, con movimientos circulares sobre la piel. La verdad, yo no uso ni compro cremas hace años, pero en este paso puedes usar el hidratante que prefieres y tengas en casa.

3. Humectación total

Este paso es fundamental en invierno, ya que le da a la piel el extra de “grasita” que no puede generar. Mis favoritos son los aceites naturales: rosa mosqueta, de noche; y jojoba, de día (que en realidad es una cera líquida).

Para el cuerpo, aceite de coco, el cual puedes suplementar con algún aceite esencial o combinar con manteca de karité.

Obviamente, no voy a recomendar ningún producto derivado de petróleo, no solo por su enorme huella de carbono, también por los efectos adversos que tienen en nuestra salud. Pero si aún no sabes cómo identificar qué tipo de ingredientes contienen tus productos de uso diario, te recomiendo que consultes el sitio web de EWG y tomes el workshop Cosmetiquero Cápsula que estaré dictando durante.

4. Depuración semanal

Y para finalizar, te recuerdo que para nadie es un misterio que la polución ambiental durante el invierno aumenta, y la biología de nuestra piel no puede hacer frente en un 100% a esta nueva realidad ambiental. Así que ¡ayúdala! con una exfoliación física una vez por semana, para remover células muertas y partículas que se adhieren a estas. Para esta época, la exfoliación con micro gránulos de sílice funciona fantástico ya que brindan estructura y fuerza.

En invierno y retomando la importancia de cuidar el manto hidrolipídico es importante evitar el uso de peeling o exfoliación química, ya que barre con lo malo, pero también con aquello que tanto costó, en términos metabólicos, elaborar.

Te invito a que hagas esta rutina con lo que ya tienes en casa porque, parafraseando el estudio de la revista Environmental Research Letter, el producto cosmético más sostenible es el que ya tenemos. Además de repensar y desmitificar tu relación con el sebo y dejar de señalarlo como el culpable de todos tus males dérmicos.

Fuentes: Piel sana y manto ácido, Mará Cecilia Orlandi (2004).

Cofundadora de Paihuen.co [@paihuen.co], bioquímica de orientación antroposófica e investigadora etnobotánica, con 7 años en el desarrollo de ingredientes y productos skincare. Como defensora de la piel al natural, quiero acompañar tu transición que #avanzaalonatural, y devolverte el poder sobre su cuidado. @mariaj.romerosilva

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