De todas las colaboraciones que he realizado para Franca. Magazine, sin duda, esta es la que más tiempo me ha tomado. Y no es porque coincidió con que estoy en un periodo donde las preocupaciones propias de la vida dificultan mi concentración, ni tampoco porque estuve días sin computador, sino porque siento que hablar de amor propio implica una responsabilidad y, como buena Tauro, me importa responder bien ante esa tarea.
Amor propio. Esas dos palabras que por sí solas casi no necesitan explicación, hoy representan un concepto tan potente como “manoseado”* y es que en un mundo acelerado donde las redes sociales nos inundan con información, etiquetas y afirmaciones, a ratos aquello que creemos entender con claridad termina abrumándonos y confundiéndonos. Basta con hacer un clic al hashtag #amorpropio para tener una idea de los debates que existen en torno al concepto en sí.
Desde la psicología, es la “consideración y estima que una persona siente por ella misma”. Por lo que la falta de amor propio podría evidenciarse cuando alguien tiene sentimientos de inseguridad, miedo, vergüenza o culpa y, debido a eso, le es difícil poner límites.
¿El amor propio es aceptarse tal cual somos?
¿Aceptarse es conformarse?
¿El amor propio es buscar nuestra mejor versión?
¿Buscar nuestra mejor versión es auto exigirse?
Con estas (y más) interrogantes en mente, decidí despejar mis dudas de la mano de Winnie Gana, profesora de yoga y Fitness Nutrition Coach, quien trabaja a diario promoviendo el amor propio de forma real y equilibrada.
Y es que para Winnie, una de las mayores confusiones es cuando se asocia de forma exclusiva a lo físico. “Una de mis analogías favoritas al momento de hablar de salud es imaginar un paraguas que cubre la salud mental, física y social. Comprender que todas convergen entre sí nos permite crear una base en donde el autocuidado nace realmente desde el amor y no desde la frustración o el castigo. Es imposible conseguir una vida equilibrada si dejamos de lado un ámbito por sobre otro”.
- Las redes sociales pueden hacernos creer que existen vidas (y cuerpos) perfectos ¿cómo cultivar el amor propio cuando estamos bombardeadas de imágenes lejanas a nuestra realidad?
WG: Es muy importante tener presente que nuestra apariencia no define nuestra salud ni es una representación exclusiva de cuánto nos cuidamos. Puedes ser la mujer más tonificada del gimnasio, o la que solo se alimenta de ensaladas, pero de nada sirve si te vas a dormir sin sentirte a gusto con la vida que llevas. Si un paraguas está roto no podrá cubrirte por completo, aunque la parte buena sea indestructible, igualmente va a entrar agua por donde esté dañado. Del mismo modo, el amor propio debe cultivarse de forma integral.
Es frustrante haber vivido en una cultura de dietas tan potente que nos hace sentir mal por disfrutar de un pan con palta en la tarde, o por comer una pizza con amigos, prácticas que son absolutamente normales pero que se han satanizado. Disfrutar de tu vida social también es cuidarte.
- Entonces, ¿cómo practicar el autocuidado de forma equilibrada?
WG: Comprendiendo que para lograr cambios positivos debemos comenzar desde un lugar amoroso, sólo así puede sostenerse en el tiempo. El amor propio es un músculo y para que crezca debemos trabajarlo. No sirve de nada repetirlo en nuestra mente y quedarnos congeladas, ¡hay que tomar acción! Amarse no es vivir pendiente de las calorías que consumes, amarse es nutrirse bien. Amarse no es hacer ejercicios para bajar de peso, amarse es practicar un deporte que disfrutas.
Si sientes que Instagram te agobia porque te comparas y terminas sintiéndote mal con tu propio cuerpo ¡cuida el contenido que consumes, busca cuentas que te ayuden en este camino! Y si crees que tienes arraigada una mala relación contigo misma, pedir ayuda es fundamental. Estar contentas con quienes somos es clave para llevar una vida en paz.
- Con cerca de 6 meses de embarazo ¿qué te gustaría inculcarle a tu hija en relación al amor propio?
WG: Que su valor no radica en cómo se ve físicamente, que el amor propio es y se trabaja de forma integral.
Quiero inculcarle que la vida es mucho más que ser “linda”, que ella es (o va a ser) mucho más que su físico. Que existen atributos más importantes como el deseo de estudiar o aprender un oficio, ser una mujer valiente y una persona amable, esas son las cosas que importan, eso es lo que quiero potenciar.
*de manosear: tocar repetidamente algo, a veces desluciéndolo
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