Minifalda: la historia detrás de esta prenda revolucionaria

por | Dic 5, 2022

Cómo un par de centímetros remecieron la sociedad.

Para algunos sinónimo de libertad y juventud, para otros, un retrato vivo de la inmoralidad y promiscuidad reinante, la minifalda se ha transformado en una pieza crucial para poder comprender el desarrollo de nuestra civilización y el cambio de los roles que la componen.

Miremos hacia atrás.

Mucha gente cree que las minifaldas comenzaron su reinado triunfal en la década de los 60’s, sin embargo, la existencia de esta prenda se remonta al 2130 a.c  durante el desarrollo de los Imperios Antiguo y Medio (2130 a.c) en el que los hombres egipcios hacían uso del llamado shenti o schenti, una falda corta que se llevaba arriba de las rodillas, compuesta por una pieza de tela de lino en color blanco o crudo, envuelta alrededor de las caderas, sujetada por un cinturón o faja. Se dice que esa prenda probablemente fue una evolución de las primeras faldas confeccionadas de piel de animales, las que permitían libertad de movimiento para el ejercicio de la caza, actividad primordial para la supervivencia.

Foto: Hombres egipcios vistiendo el shenti.

El uso masculino de la falda se vuelve a repetir, luego de que en el 1974, granjeros que se encontraban excavando un pozo en busca de agua en la provincia de Xi’an (China) dieran con uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad: Los Guerreros de Terracota.

Esta colección de más de 8.000 soldados, representan el ejército de Qin Shi Huan, (210-209 A.C), primer emperador de China, por lo que todas las estatuas fueron esculpidas utilizando un traje militar, que consistía en una armadura en combinación con una falda y un símil de pantalón debajo de esta.

Pero ¿y las mujeres?.

El uso de minifaldas por parte de las mujeres se remonta al año 5400 a.c  luego de que arqueólogos en la ciudad de Plonick (Serbia) descubrieran una serie de figuras pertenecientes a la cultura Vinca. En este antiguo asentamiento neolítico «se encontraron mujeres jóvenes, las cuales estaban hermosamente vestidas, (…) con blusas cortas y minifaldas, llevando brazaletes alrededor de los brazos», lo que no resulta sorprendente, ya que este grupo no solo adquirió notoriedad mundial por ser la civilización prehistórica más grande y desarrollada de Europa, sino que también por su particular gusto por la moda y el arte.

Figura vinca de una mujer utilizando una minifalda.

Avanzando un par de milenios, podemos ubicar a un subgrupo del pueblo chino de Miao, en donde el sexo femenino, al igual que en la cultura Vinca, hace uso de esta prenda.

Estas faldas se caracterizaban por lo cortas que eran. Pese a que la tela apenas cubría 10 centímetros, las utilizaban todo el año, inclusive en el gélido invierno que caracteriza a la zona. Independiente de que poseía muy poca cantidad de tela, elaborar esta prenda llevaba más de 20 días debido a su compleja artesanía.

Esta «micro» falda se convirtió en parte de la identidad de los locales, tanto así que actualmente estos son conocidos como Short Skirt Miao (mini falda Miao).

Retrato de las mujeres de Duanqun Miao, 1900.
Mujeres Miao realizando un baile tradicional. 

En 1926, la bailarina y humorista Josephine Baker, adquirió renombre mundial no solo por ser una de las primeras personas en el mundo del espectáculo en utilizar una minifalda, sino que también por la extraña composición de ésta: plátanos de plástico.

Para sus espectáculos, Baker hacía uso de estas extrañas figuras para confeccionar la prenda, lo que llevó a que sus actuaciones en el histórico cabaret parisino “Folies Bergère” se hicieran muy famosas.

Muchos historiadores describen a Josephine como pionera de múltiples estilos, aún presentes en nuestra vida actual. De hecho, su legado en la moda y comunidad afroamericana han sido tan relevantes que artistas como Beyoncé y Rihanna la han homenajeado.

Josephine Baker en su espectáculo.

Si bien, gracias a la plataforma que poseía esta artista, la minifalda podría haberse popularizado, las únicas apariciones de esta prenda se vieron en películas de ciencia ficción como «Flight to Mars» y «Forbidden Planet», esto debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, conflicto bélico que trajo de vuelta el conservadurismo y la austeridad lo que se vio reflejado en la moda, específicamente en el largo de la falda utilizada por las mujeres. 

El auge.

Corrían los años 60’s y bandas como The Beatles, The Rolling Stones y The Who, evidenciaban la revolución cultural de las generaciones más jóvenes, que cansadas de los cánones tradicionales demandaban una nueva manera de expresarse. Es en este contexto que Mary Quant decidió abrir su boutique Bazaar en el barrio londinense de Chelsea para vender sus diseños propios, los que estaban más acorde a los nuevos tiempos.

Inspirada en una antigua compañera de clases, cuyo uniforme era una falda de tabla, medias negras y calcetines blancos, «creó» la primera minifalda en el año 1964 (ciertamente la popularizó, ya que esta pieza de vestimenta siempre ha estado presente en la historia de la civilización). La nombró minifalda por su auto favorito: el Mini Cooper.   

Contrario a lo que usualmente se cree, la «creación» de esta nueva prenda compuesta de tan solo 34 centímetros nunca tuvo un ánimo revolucionario, sino más bien uno práctico «La idea de la minifalda no era provocar a los hombres, sino tener la libertad para correr, subirse a un árbol, hacer lo que te diera la gana», explicó Sadie Foster, actriz y directora del documental Quant en el cual se recorre la vida y trayectoria de la diseñadora británica.

Vestido diseñado y utilizado por Mary Quant al recibir su OBE.

Por más que muchos pensaban que esta nueva prenda sería solamente una rápida moda pasajera, gracias a musas de la época como Twiggy y Brigitte Bardot, la minifalda fue conquistando a las masas y para los años 70 esta había invadido las calles y veredas de casi todo el mundo.

Sin embargo, esta pieza de vestimenta no dejó indiferente a nadie. Hubo detractores dentro de la industria de la moda, como Coco Chanel y Christian Dior, y fuera de ella, presentes en ciertos sectores de la sociedad más conservadora, quienes asociaban esta prenda a la promiscuidad y el hedonismo, relacionándola además con la liberación sexual de la mujer de la época debido al acceso a la pastilla anticonceptiva.

A pesar de los críticos, la mini consagró su puesto como una pieza no solamente infaltable en closets que van desde la Princesa Diana, hasta artistas como Freddie Mercury y Madonna, sino que se transformó en un símbolo de la emancipación femenina, cuyo espíritu rebelde y provocador se encuentra en pasarelas y armarios alrededor de todo el mundo.

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Periodista de profesión, pero comunicadora de alma. Apasionada por las letras y la historia. Busco utilizar la moda como herramienta de memoria colectiva, transformándola a su vez en un agente de cambio para las generaciones venideras. @sofialvarezr

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