Moda futura

por | May 31, 2022

Desafiar las narraciones existentes para construir aspiraciones colectivas

Renovarse e innovar se han convertido para la industria de la moda en dos de las prioridades para mantenerse a flote y seguir cautivando. Ante la inestabilidad económica, que desató la crisis sanitaria del coronavirus, se aceleraron los cambios para uno de los sectores más contaminantes del planeta, que ahora gira hacia una mayor digitalización y abraza un futuro más sostenible.  

La mayoría de las marcas, tanto locales como globales, quedaron afectadas. En febrero de 2019, antes de que la crisis de coronavirus entrase de lleno en cada continente, el mayor porcentaje de las cadenas de suministro para el retail correspondían a China y Hong Kong, y la estrategia de las marcas grandes y pequeñas pasó por diferentes fases. En principio se volcaron de lleno a las redes sociales y, durante el confinamiento, vieron como esto daba sus frutos al conectar con sus seguidores y de este modo conocer y medir su percepción con el fin de mantener la fidelización.  

Las firmas más pequeñas y exclusivas diseñaron una colección de piezas que venían a ser la mejor versión de sus Best Seller. Este fue el caso de Khaite, marca de moda femenina creada en Nueva York que se inspira en la estética clásica para actualizar los códigos de la indumentaria y adaptarlos al siglo XXI.

La complicada situación vivida en el tortuoso 2020 ha despertado las  ganas de plasticidad para la industria, y principalmente para los nuevos creadores. Muchos de ellos experimentan actualmente con nuevas técnicas, más manuales combinadas con lo digital. Es el caso de la firma homónima local Vargas Bayer que propone un mestizaje conceptual y  material, entre lo precioso y lo industrial.

De este modo la pandemia aceleró muchos procesos que iban a tardar varios años. Sólo por enumerar algunos; la modernización de los sistemas de aprovisionamiento, la relocalización de las producciones para instalarse en la proximidad y el manejo del Big Data por parte de  las empresas. Todo esto, sin dejar de lado el reto pendiente de la sostenibilidad en la industria de la moda y el sector textil para estudiar cómo se puede  contaminar menos e incentivar un consumo responsable. Porque queramos o no todos somos conscientes, tanto creadores como clientes, de que lo contrario genera un efecto secundario en el planeta que urge revertir.

PROPUESTAS DESDE EL DISEÑO

Muchos diseñadores realizaron propuestas interesantes durante la pandemia, y han introducido nuevas formas de presentar sus ideas que llegaron para quedarse. Como por ejemplo los Fashion Films, y su versión más inmediata reels en redes sociales, una apuesta por el formato cinematográfico de la mano de directores emergentes, que han  aprovechado la vuelta a la calle de una sociedad que ha vivido pegada a una pantalla por meses.

Otros observan hoy con mayor dedicación su tiempo fuera del encierro, para crear nuevas colecciones mirando al 2022-2023. Inspirados en esa introspección colectiva y nuevas inspiraciones desde la naturaleza,  como es el caso de la firma chilena Munay Sisters, que observa los entornos naturales primero y crea prosperidad económica a su servicio  después. 

Una mirada que implica una búsqueda responsable para ser cada vez más sostenible y local, cómo diseñar a partir de textiles residuales y biomateriales, como es el caso de la marca homónima Guido Vera quién apoya el “Made in Chile” y  da visibilidad al talento local a nivel mundial.

Sin duda, la hiperlocalización de la pandemia afectó de una manera positiva al sector. El cual se ve más comprometido con un relato, que vuelve a introducir con más fuerza que nunca el concepto de Slow Fashion, acuñado por Kate Fletcher en el año 2007, donde prima la calidad y no la cantidad. En definitiva, un modelo más respetuoso con los recursos naturales y con las personas.

LA MODA DEL FUTURO

Seamos realistas, no necesitamos tanta ropa en el armario. Estamos viendo que las nuevas generaciones están muy concienciadas con la optimización; una tendencia que se ha desplazado a la producción, como es el caso de la diseñadora polaca afincada en Madrid Eva Iszoro quien investiga sobre la construcción de ropa tridimensional hecha por un computador.  

En la actualidad, se cuenta con el acceso a una serie de softwares específicos en el que las prendas pueden llegar a tener una visualización 100% hiperrealista, como es el caso de Clo3D. Poco a poco el ojo humano ya no es capaz de distinguir lo que es real y lo que no. Este hecho implica enormes cambios en todas las fases del proceso creativo, y de comunicación de un proyecto. Colecciones que pueden ser presentadas de manera física y virtual en más de un Fashion Week simultáneamente, ampliando la presencia de una marca.

Con estos y más escenarios abiertos; el Diplomado de la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo Moda Futura: estrategia y gestión sostenible para la moda instala la sostenibilidad en el centro de la práctica de la moda para ayudar a dar forma a la próxima generación de marcas sostenibles y pioneros de la moda, aquellos que priorizan los criterios ambientales, sociales, económicos y culturales. 

En Moda Futura, alentamos a nuestros estudiantes a criticar la naturaleza y el propósito de la moda en un mundo que se transforma rápidamente, imaginando y visualizando formas alternativas en las que se creará y experimentará la moda en el futuro, mientras basan su investigación en la comprensión de los inmensos desafíos que enfrenta la industria y la sociedad hoy, usando su propio conocimiento, práctica y experiencia como punto de partida, identificando nuevos territorios para la moda y trabajando con tecnologías de alcance inmediato para comunicar sus ideas, lo que sin duda permitirá desarrollar una respuesta muy personal y una crítica al paradigma actual y al papel y las actividades de la moda en un mundo cambiante.

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Diseñadora Sustainable & Ethical Fashion @parsons_fashion Consultora experta Mención Moda & Gestión @disenoudd

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