¿Cómo y por qué grandes, medianas y pequeñas empresas del sector moda deben pasar de un modelo lineal a uno circular? Fue la pregunta en la cual se centró la presentación del último informe de la organización Ellen MacArthur Foundation, titulado «Circular business models: Redefining growth for a thriving fashion industry» (2021), y en el cual además se compartieron algunos de los actuales modelos que grandes marcas de moda están aplicando, para redefinir sus estrategias tanto comerciales como de sostenibilidad.
El estudio realizado, en conjunto con The Boston Consulting Group y una serie de organizaciones, establece la necesidad de la creación y aplicación de modelos de negocios circulares e innovativos para frenar el uso y explotación de los recursos naturales. La aplicación de ellos en el sector moda podrían representar una importante oportunidad para un nuevo y mejor crecimiento en la industria.
Estos modelos de negocio, que incluyen: la puesta en marcha de plataformas de reventa de productos de segunda mano, el arriendo, la opción de reparar el producto adquirido y reformarlo o darle una segunda vida, son claves para disminuir el impacto ambiental y social que implica el hacer una prenda desde cero.
Tal como lo adelantamos, el futuro del secondhand post pandemia es prometedor. Desde 2019, y a pesar de la pandemia mundial de Covid-19, siete plataformas de reventa y de arriendo de vestuario (Depop, Rent the Runway, The Real Real, Vinted, Poshmark, Vestiaire Collective y ThredUP) han alcanzado valoraciones de miles de millones de dólares.
«Estos modelos de negocio tienen un potencial de crecimiento desde el actual 3,5% al 23% del mercado mundial de la moda para el 2030, convirtiéndose en una oportunidad de 700 mil millones de dólares estadounidenses. A la vez proporcionan importantes ahorros medioambientales, derivados de un mayor uso y una reducción de la producción», afirma la fundación en su informe.
Se espera que el desarrollo de estos modelos sea impulsado en gran medida por el norte global, es decir, Estados Unidos y países europeos. Esto se debe principalmente a que los consumidores están buscando y optando por nuevos modelos de acceso a productos de moda, motivados por el rápido acceso, la comodidad, el empoderamiento y la conciencia medioambiental. Sin embargo, en Oriente Medio y África se espera que el crecimiento sea más lento, al igual que en América Latina.
¿Cómo y por qué estos modelos son una importante oportunidad para reducir las emisiones de GEI?
La industria de la moda es actualmente el tercer fabricante más grande del mundo, y se estima que la ropa y el calzado son responsables del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). La urgencia por reducir las emisiones de CO₂ —en al menos un 50%— de aquí al 2030, para limitar el calentamiento global a 1,5 grados, hace necesaria la implementación rápida de mecanismos que ayuden a la mitigación y vayan más allá de las promesas a la acción.
Según el informe, «si la reventa, el arriendo, la reparación y la reconfección de productos alcanza, en conjunto, una cuota de mercado del 23% para el 2030, esto podría significar una reducción global de las emisiones de CO₂, producidas por la industria de la moda, hasta en un 16%».
Con un ejemplo, quizás nos quede más claro el impacto de estos modelos circulares. Si un vestido es utilizado 20 veces por una persona, y luego es vendido por medio de una plataforma de venta de productos de segunda, y se usa 20 veces más y luego, es puesto nuevamente en venta y se utiliza otras 20 veces más, se puede conseguir el mismo número de usos que tres vestidos, lo que significa un ahorro del 50% de las emisiones de CO₂ en comparación con un modelo lineal.
Los modelos circulares sirven, pero no lo son todo
El decrecimiento de la industria, es decir, producir menos, de forma más inteligente y de mejor calidad, debe ir acompañado de un cambio cultural y de políticas y legislaciones. Para la diseñadora británica y una de las precursoras de la moda ética y sustentable, Stella McCartney, señaló a The Guardian que “el problema radica en el hecho de que no tenemos forma de medir nuestro daño como colectivo. Si tuviéramos una forma uniforme… las marcas se verían obligadas a revelar sus [prácticas] actuales e informar los cambios realizados en sus cadenas de suministro».
Para Caroline Rush, directora ejecutiva del British Fashion Council (BFC), ente organizador de la exposición «Great Fashion for Climate Action» presentada en la reciente Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), señaló al mismo medio que: “Necesitamos reducir el ritmo de la industria en su conjunto e invertir en innovación para acelerar el paso a una economía circular».
Y agregó, «las marcas y los gobiernos pueden desarrollar nuevas técnicas, volver a capacitar a los trabajadores, extender la vida útil de las prendas y materialidades al re-introducirlas nuevamente dentro de la economía y poner fin al ciclo de vida lineal asociado con la industria».
92 millones de toneladas de residuos textiles posconsumo son generados cada año a nivel mundial y 57 millones de toneladas de residuos textiles se generan antes del consumo, según el colectivo Generation of Waste. La pérdida de biodiversidad y el estrés hídrico, ocurren debido a la extracción y transformación de recursos, por lo tanto, no basta solo poner las soluciones al final del proceso, sino desde el inicio.
Aquí encontrarás el informe completo «Ellen MacArthur Foundation, Circular business models: Redefining growth for a thriving fashion industry (2021)», para ser descargado de forma gratuita.