‘No puedo’. ‘Qué miedo’. ‘No sé cómo hacerlo’. ‘¿Lo iré a hacer bien?’. ‘Me va a decir que no’. ‘No merezco esto’. ¿Te has dicho algo así alguna vez? ¿Cuántas veces lo has hecho?
Lo que te dices te da fortaleza o te destruye, te calma, te angustia, te da alegría e incluso te detiene. Todo empieza ahí, en tu mente, porque, sin darte cuenta, estás constantemente dando poder a uno u otro tema a través de tu diálogo interior. De hecho, es parte de lo que construye nuestra visión de nosotros mismos, nuestra autoestima y autovaloración.
Muy en línea con la sociedad en que hemos sido criados, lo cierto es que día a día y experiencia tras experiencia, las ideas negativas suelen aparecer entre nuestros pensamientos. No digo que todo lo que pensamos es negativo, pero sí bastante, tomando en cuenta que hacemos conciencia de solo 200 pensamientos de los 60 mil que tenemos al día, y que 95% de ellos son los mismos del día anterior.
¿Tienes claridad de cuáles son esas ideas que repites? ¿Son beneficiosas para ti o te hacen sentir menos?
No te preocupes, a todos nos pasa. Tal Ben-Shahar, profesor de psicología positiva de Harvard, dice que “todos los seres humanos sienten emociones negativas, excepto los psicópatas y los muertos”. Y explica que cuando rechazamos esa emoción, la intensificamos. Entonces, es más sano sentir la emoción y dejar que pase a través de nosotros.
Visto de esta manera, todo lo que fluye por tu cuerpo y tu mente, lo que rumias y las discusiones que inventas y repasas en tu cabeza, por ejemplo, son como gotas de agua que se van acumulando en un vaso que, evidentemente, en algún momento se rebalsa. Ahí es cuando bajamos nuestra vibración y nuestra autoestima, nos generamos miedo por todo, nos estresamos, etc. Incluso podemos llegar a ‘generar’ dolores y enfermedades.
¿Tú alguna vez te has detenido a hacer conciencia de cómo te hablas, lo que te dices todos los días y cómo te lo dices?
Hace una década, me di cuenta de que mis pensamientos eran muy parecidos a los del inicio de esta columna, con mucho juicio y poco amor. Desde ese entonces he trabajado intensamente en mejorarlos, y el cambio que veo en mi mente y en cómo me habito es formidable.
Obviamente en ocasiones todavía aparece la negatividad (porque soy humana). Y cuando eso sucede, lo primordial para mí es cambiar el pensamiento, no darle más poder y transmutarlo hacia positivo. Me funciona hablar en voz alta –sola o con alguien– y también cantar y bailar una canción que haga subir mi vibración (en los links de mi cuenta de Instagram @titaramirez_coach puedes encontrar unas playlists).
De tu mente al mundo real
Desde mi experiencia, mientras peor me trato menos avanzo hacia lo que me gustaría hacer o sentir. Por ejemplo, si me cuento el cuento de que no puedo con algo, normalmente me toma mucho tiempo o no llego a hacerlo. En cambio, si me digo a mí misma que soy la persona adecuada para X labor o que voy a lograrlo con total disfrute, ¡en verdad fluye todo mejor! La actitud positiva y apreciativa (partiendo por mí misma) es clave. Y es que nuestros pensamientos están íntimamente relacionados con nuestras palabras y acciones.
En ese sentido, al estar atenta y consciente puedes ir cambiando inmediatamente las ideas negativas por otras más amables, como: ‘sí lo merezco’, ‘estoy haciendo lo mejor posible’, ‘yo puedo y puedo todo’, ‘me amo, me quiero, aquí y ahora’.
Por otra parte, probablemente cuando no estás conforme contigo, sales a buscar apoyo en el exterior. Pides opiniones antes de tomar una decisión, te respetas poco, pones en un otro tu valía, generas relaciones desde la necesidad y no desde la fluidez y el amor. Aunque sea duro verlo, eso solo genera codependencia.
Claro que se siente rico recibir cariño y que te cuiden, pero la base de tu valor solo está en ti. Con el tiempo, he confirmado que cada persona define cuánto vale en todo sentido, y a partir de eso va vibrando y tomando las decisiones que dan forma a sus experiencias de vida.
Es decir, eres tú quien dice ‘yo valgo’ (mucho, idealmente); ‘yo me respeto’ y empiezas a marcarte límites saludables; ‘yo merezco’ tal o cual cosa; ‘mi tiempo vale’, y no se lo regalas a quien no lo aprecia; ‘mi descanso es importante’, y te haces los espacios y los cumples. Y es que por mucho que te quieran, nadie puede hacer nada de eso por ti. Tú eres la guardiana de tu bienestar en tu vida. Y eso corre a todo nivel.
El momento es ahora
Si con algo de lo que has leído aquí te has sentido identificada, esta es una oportunidad de hacer algo al respecto ya.
Mi invitación es a que te animes a elegir el camino nutritivo, ese que te lleva a cuidar tus pensamientos, acciones e interacciones en pos de tu calma mental y mayor bienestar. Es un verdadero entrenamiento diario, pero te aseguro que poco a poco irás viendo que al cambiar tus pensamientos puedes cambiar tu mundo.
Imagen de portada: Esther Driehaus vía Unsplash