La historia del publicista Javier García con la isla de Chiloé comenzó hace 12 años cuando el hermano de su padre compró un terreno y se hizo una casa allá. “Toda la familia empezó a ir, mi papá también se hizo una casa y yo me empecé a enamorar de la isla”. En ese proceso fue determinante conocer a las personas del barrio y sus oficios, porque el talento de la gente lo fue cautivando.
Un día –con ánimo de ayudar– invirtió $30.000 en productos, los llevó de vuelta a Santiago, los vendió y los convirtió en $90.000 que reinvirtió de la misma forma. “Me acuerdo que fui a una feria de Navidad y vendí todo. Ahí supe que aquí había algo importante. Era noviembre de 2016”.
Según cuenta Javier, desde ese momento Üñü empezó a tomar forma. “Experimentaba relaciones humanas muy virtuosas, muy lindas y distintas a lo que estaba viviendo en la agencia digital donde trabajaba. En Chiloé era pura belleza, gente derecha, honesta, cumplidora. Así que renuncié a mi ‘pega’ de 20 años, tres semanas después fui papá por tercera vez, y desde ahí no he parado, porque ha sido pasar de un sueño a una idea, y luego a un proyecto de innovación que hoy es Premio Nacional de Medio Ambiente”.
Actualmente, Javier define a Üñü como un híbrido entre fundación, comercializadora y productora. Esto porque, además de vender las piezas de artesanía a través de Instagram (@unu.chile) y en su tienda (Parque El Secreto, San Lucas 230, Lo Barnechea), el modelo de negocios de la empresa contempla la reforestación de bosques: “Por cada producto que vendemos, destinamos un porcentaje a mejorar los talleres de nuestros propios artesanos, y otra parte va a un fondo con el que hacemos reforestación en invierno. Le devolvemos al bosque lo que el bosque provee a sus habitantes, invitando a las empresas y a las familias a plantar”.
De esta manera, la intención de Javier es potenciar el círculo virtuoso que nace de la elaboración sostenible de Üñü y las compras responsables de sus clientes. En línea con eso, para 2019 tiene pensado aumentar la presencia de la marca en hoteles y tal vez comenzar a exportar a Australia y Estados Unidos. “Vemos que hay clientes dispuestos a pagar más, a pagar ese diferencial sabiendo que lo que lleva proviene de comercio ético, que es sostenible y que le va a durar 20 años y no cuatro como una silla plástica del retail”.
Al rescate de lo propio
¿A qué se dedican principalmente los artesanos de Üñü?
“Hemos desarrollado más de cuarenta productos. Trabajamos piedra, creando morteros y chanchos de distintos tamaños, por ejemplo; también lana, desde un cojín hasta un poncho para un surfista; muchas fibras en canastos, fruteros y otros; pero nuestro fuerte son las maderas.
Ahora estamos empezando a crear una línea de productos con residuos propios de la isla que no se biodegradan. Trampas de centolla convertidas en lámparas, clavos metálicos integrados a la artesanía, canastos con junquillos, pero embarrilados con botellas PET, etc. Yo creo que esa línea va a seguir creciendo porque se traduce en limpiar la isla, además de convertir esa basura en un diseño y decoración que representa genuinamente lo que es Chiloé”.
¿Con cuántas personas estás trabajando?
“Son doce artesanos, hombres y mujeres, desde los 16 a los 70 años. Existe un grupo importante de jóvenes que representan el cambio y la continuidad, porque estos son oficios que se pierden si ellos no los siguen.
Nosotros creemos que si mantenemos en esto a los niños, les damos un oficio que evita que tengan que migrar para trabajar en industrias que suelen ser contaminantes y les damos la opción de desarrollar productos bonitos, con potencial de venta y de exportación. Con esto rescatamos el patrimonio, generamos empleo y mantenemos a las familias unidas. Puros beneficios”.
Con estos artesanos hicieron una campaña de Navidad preciosa con pinos de madera…
“Sí, hicimos 150 árboles con luces Led y los entregamos en un saco muy bonito. Los hicimos financiados por los clientes, o sea la persona reservaba, transfería, tenía un número de serie y se fabricaba su árbol con ese capital de trabajo.
Lo más lindo es que el 18, 19 de diciembre vamos a ir a trabajar a dos escuelas de la zona con parte de esa plata recaudada. Mandamos a hacer barcos y aviones de madera semiterminados para que en un curso de carpintería los niños los terminen de armar, los pinten y nosotros podamos hablarles de la importancia del oficio y del cuidado del medio ambiente.
El cliente queda feliz, nosotros también y aprovechamos de educar. Por un lado vendemos artesanía, pero por otro también somos promotores de una cultura respetuosa entre las personas y el medio ambiente”.
O sea Üñü está lejos de ser un simple catálogo de productos. Es un rescate de patrimonio total…
“Sí, es rescate de patrimonio; es generación de empleos; es proyectar la marca Chiloé al mundo; es orientar a la gente hacia el medio ambiente, pero a través de acciones; es preocupación, experimentación y creación… Es el ciclo de aprendizaje completo”.