Colaboración por Catalina Garroz
Ardha matsyendrasana es una postura de torsión sentada que hace girar la columna vertebral desde la base hasta los cervicales. Como todas las ásanas, tiene múltiples beneficios para el cuerpo y la mente, es por eso que practicarlas aporta bienestar de manera integral. Las torsiones como esta estiran la musculatura que soporta a las vértebras, que son fibras que organizan la posición de los discos. Los discos vertebrales sufren un debilitamiento en el proceso de adaptación del esqueleto a las superficies planas de las ciudades, por eso es de vital importancia practicar este tipo de movimientos que flexibilizan y rejuvenecen la espina dorsal, porque ralentizan su deterioro, favoreciendo el riego sanguíneo del sistema nervioso.
Para entender el origen de nuestra ásana has de saber que Matyendrasana lleva el nombre de su creador el rishi Matsyendra. Esta postura completa es de cierta dificultad, por lo que empezaremos haciendo ardha matsyendrasana, que significa media postura de Matsyendra. Al adentrarnos en la práctica de esta ásana haremos una breve revisión del contenido mental al que prestaremos atención durante su realización. ¿Por qué? Porque yoga no pretende solo la activación del cuerpo físico, sino la conexión de todos nuestros planos: físico, mental y emocional o energético, a través del cese de las fluctuaciones de la mente, que es la definición en sánscrito de yoga. Yoga chitta vritti nirodha.
Para ello dirigiremos la atención hacia nuestra respiración. Sin modificarla, podemos observarla y así entender la agitación o calma de nuestra mente en este momento. Este ejercicio de contemplación podemos emplearlo cada vez que nos sintamos atribuladas o desconectadas del presente, experimentando ansiedad o cualquier otra sensación que nos incomode. De esta forma nos volvemos más conscientes de la vinculación respiración-mente. Con ello podemos decidir cómo armonizarnos mediante respiraciones fluidas y profundas. Esto es gracias a que tienen la capacidad de regular el sistema nervioso parasimpático, estimulando así un estado de relajación donde el corazón entra en calma como la mente. Será en este estado de paz donde podemos vislumbrar cualquier situación que estemos enfrentando con más claridad, lo que nos permitirá actuar con templanza y tomar mejores decisiones.
Gozando ya de un estado mental más equilibrado, podemos llevar a cabo esta ásana que nos traerá una serie de beneficios, entre ellos:
− Mejorar la flexibilidad de la columna vertebral estirando y alargando todos los músculos y ligamentos de la columna vertebral.
− Prevenir e incluso mejorar la escoliosis y otras desviaciones de la columna, tonificando los nervios espinales.
− Evitar que se produzca soldadura entre la quinta vértebra lumbar y el hueso sacro, favoreciendo la movilidad en esta articulación.
− Ejercer un poderoso masaje sobre las vísceras del abdomen, que se ve acentuado por la respiración profunda. Al hacerlo hacia el lado derecho, se benefician el colon ascendente, el hígado y el riñón derecho. Al hacerlo hacia la izquierda los beneficiados son el colon descendente, el páncreas, el bazo y el riñón izquierdo.
− Mejorar el peristaltismo intestinal y prevenir el estreñimiento.
− Mejorar el funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
− Por último, la torsión en la zona cervical descongestiona y abre las fosas nasales.
Para llevarla a cabo es necesario tener en cuenta las siguientes directrices: es fundamental mantener la postura con la espalda bien erguida. La torsión debe comenzar en el sacro, después la zona lumbar, dorsal y cervical en último lugar. El brazo extendido justo atrás de la columna vertebral también acentúa la torsión haciendo de palanca. Se debe realizar primero hacia el lado derecho y después hacia el izquierdo para favorecer el peristaltismo intestinal. Sentada, con los dos isquiones (últimos huesitos de la pelvis) apoyados en el suelo para asegurar la verticalidad de la columna, y las piernas estiradas y los pies en flex −con los dedos apuntando hacia la cara o hacia el cielo−, toma una inhalación profunda y estírate dirigiendo la coronilla al cielo (estiramiento axial) para aumentar el espacio entre vertebras y evitar la compresión de los discos intervertebrales, como si quisieras crecer unos centímetros. Mientras, el mentón permanece paralelo al piso. Al exhalar, flexiona la rodilla derecha dejando el pie derecho apoyado completamente en el piso. Con la próxima inhalación, comienza a girar hacia la derecha; la torsión debe comenzar abajo, en el sacro, para ir alcanzando progresivamente todas las vértebras de la columna de manera lenta y suave.
Por el momento, apoya la mano derecha en el suelo, por detrás de la columna vertebral. Luego lleva el brazo izquierdo al costado externo de la rodilla derecha. Deberás pasar el brazo por encima de la rodilla y después flexionar el codo con la palma abierta y firme, apuntando hacia el lado derecho. Mantén la postura durante un minuto aproximadamente, haciendo respiraciones abdominales y lentas para intensificar el masaje abdominal. Deshaz la postura lentamente y repite hacia el otro lado, Repitiéndola tres veces por lado, seis respiraciones.
Como ejercicio mental simultáneo a la práctica de ásanas, procura identificar las sensaciones que experimentas al realizarlas, siempre con consciencia y enfoque en la respiración, no te distraigas del presente. Disfruta tu experiencia y no desaproveches la oportunidad de practicar de manera constante cualquier actividad que mejore tu calidad de vida, esto te hace responsable y cocreadora de tu felicidad.
Vestuario: Anahata Yoga Chile
Fotos: Alejandra Labra